Arirang es una canción. La canta Kim Ki-duk en un filme que es tan suyo que él es el principio y el fin, el actor y el director. Después de tres años sin dirigir, el cineasta coreano regresa con un documental absolutamente íntimo, en el que expone sus problemas como artista y el porqué de tanto tiempo inactivo. Decir que Kim Ki-duk se desnuda delante de su cámara sería caer en una frase fácil: en Arirang, el director no le teme ni al egocentrismo ni a la verdad. Muestra el rostro oculto del cineasta, el de las aristas y las dudas. Y lo hace, además, sin ayuda alguna: sin equipo, sin dinero, solo ante el peligro.
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http://www.youtube.com/watch?v=udZEpQVKcGQ
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